miércoles, 29 de junio de 2011

Carta de una paciente obesa a su médico nutricionista

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Querido doctor:
Soy una persona única y especial, aunque cuando me mire me vea como un montón de carne, como una máquina que necesita una puesta a punto, un juego de válvulas o de piezas nuevas. De forma impersonal, reúne datos sobre mí mediante análisis de sangre y me dice que adelgace. Me impone una dieta, luego me grita como si yo fuera una niña incompetente. Me trata como si yo no tuviera sentimientos sobre mi gordura. Quiero agradarle y al mismo tiempo quiero fastidiarle.
Me ordena que ingiera 600 calorías. Eso es espantoso. Temo que no seré capaz de ajustarme a esa dieta, y entonces se enfadará conmigo. Hago trampa y espero que no lo descubra.
Quiero que usted me haga perder peso, sea mi amigo. Todo lo que recibo son sermones y menúes imposibles.
Doctor, por favor, aparte sus ojos de mi gráfica, y míreme como a una persona de verdad. No soy sólo un cuerpo. Tengo sentimientos también. Ayúdeme a fijar objetivos realistas. Tengo que perder 50 kilos, dése cuenta que es como pedirme que suba al Aconcagua. Ayúdeme a perder 10 kilos de una vez. Por favor, intente conocerme. Comprenda que perder peso requiere mirar en mi vida y en mis sentimientos. No parece querer saber nada de todo esto ni ayudarme a enfrentarme a ello.
Míreme como a una persona que cometerá errores. Téngalo en cuenta. Alabe mis éxitos por pequeños que sean. No me ofenda, no me asuste ni me desprecie. Sea compasivo. Estoy sola. Ayúdeme a valorarme a mí misma. Ayúdeme a aprender a tener poder sobre mi cuerpo, y así su trabajo será más sencillo. Querido doctor, no me haga perder peso. Enséñeme a hacerlo por mí misma!
La obesidad : Afección psico-somática
Por Claudia Durán*
  Un cuerpo gordo es mucho más que eso. Su significado es mayor y va mucho mas allá de la grasa que lo recubre. Es por ello, que tratar al obeso persiguiendo únicamente su desgrase exterior, sin profundizar y descubrir en su vida, sentimientos y emociones que determinan su conducta alimentaria y una particular relación y actitud hacia la comida, es una cura de adelgazamiento como tantas, cuyo resultado es volver a engordar.
  En cambio, si se aborda el tratamiento de la obesidad como lo que es: una afección psico-somática en que la gordura es un síntoma, lo visible de un iceberg al que se debe trabajar su base para que se derrita, nos encontramos ante un tratamiento que llevará no solo a bajar de peso, sino al mantenimiento en ese nuevo estado.
  Es por eso, que derrumbar el hielo del iceberg desde afuera, al igual que la grasa de un cuerpo gordo, no comprometiéndose con uno mismo para trabajar los porque y para que de la gordura, es un plan sin beneficios para el paciente, que se sentirá frustrado una vez más.

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